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El error del emprendedor al iniciar un negocio

El principal error del emprendedores al iniciar un negocio es no diferenciar entre visionario, administrador y técnico. Dependiendo de lo compensado que esté dentro de ti cada rol, serás mejor o peor empresario y lograrás el éxito o no. 

 

Según Michael Gerber cuenta en su libro ‘El mito del Emprendedor’ todo negocio o empresa nace del emprendedor que llevamos dentro. El emprendedor es el que sueña, el visionario, el catalizador del cambio. Vive en el futuro. Pero cada uno de nosotros lleva no solo un emprendedor, lleva también un administrador que es pragmático, ordenado y le gusta planificar. Vive en el pasado y se aferra al ‘status quo’. El técnico, sin embargo, es el hacedor. ‘Si quieres que se haga, hazlo tú mismo’ es el lema del técnico. Las cosas no son para soñar con ellas, sino para hacerlas. El técnico vive en el presente. Al técnico no le interesan las ideas, le interesa ‘cómo hacerlas’.
El hecho es que todos nosotros tenemos a un emprendedor, un administrador y un técnico dentro de nosotros. Y si estuvieran igualmente compensados, estaríamos describiendo a una persona muy competente. El emprendedor se sentiría libre para tener nuevas ideas; el administrador podría solidificar la base de operaciones; y el técnico podría hacer el trabajo que mejor conoce.

Pero la realidad es muy diferente y en la mayoría de los casos lo que sucede es que tenemos un 10% de emprendedor, un 20% de administrador y un 70% de técnico.

  • Si tu empresa la gestiona el perfil emprendedor, sin un administrador para poner orden y sin un técnico que ponga las cosas a trabajar, está destinada a sufrir una pronta y dramática muerte.
  • Si tu empresa la gestiona el perfil  administrador, sin un emprendedor o técnico que jueguen sus roles esenciales, pasarás el tiempo metiendo las cosas en sus respectivas cajas. ¡Hasta que te des cuenta de que ya
    no hay razón para que existan esas cosas y esas cajas! Tu negocio morirá limpiamente.
  • Y si tu empresa está controlada por el perfil técnico, sin el emprendedor que guíe, sin el administrador que supervise, el técnico trabajará y trabajará hasta caer exhausto, solo para despertar la mañana siguiente para ir a trabajar aún más duro, y la siguiente y la siguiente. Al final acabarás descubriendo, mucho después de que fuera demasiado tarde, que mientras seguías trabajando, alguien puso un negocio mucho más competitivo que el tuyo.

Las tres fases por las que pasa un negocio

Todo negocio tiene 3 fases, al igual que las personas, infancia, adolescencia y madurez. Cada una de estas tres fases es diferente y marca el ritmo correcto o incorrecto de cualquier negocio.

1. Fase de la infancia

En la infancia del negocio, cuando está arrancando, todo negocio se identifica mucho con su dueño. Trabajas sin parar, 12 o 14 horas diarias y sigue trabajando en casa, todos tus pensamientos y emociones giran entorno a tu trabajo. Te desgastas lo que haga falta por mantenerlo vivo. En esta fase negocio y dueño son la misma cosa, como una simbiosis. Todo el mundo relaciona el negocio con su dueño. De ahí que muchos negocios se llamen Carnicería Mario, Tapicerías hermanos Monroy… Si eres bueno y trabajas duro, finalmente tu esfuerzo se ve recompensado. Empiezas a tener clientes que además te recomiendan y empiezas a tener mucho trabajo. Tanto trabajo que no puedes abarcarlo todo y estás solo y todo el mundo te quiere a ti porque relacionan el negocio contigo y te necesitan. Empiezas a no poder entregar los pedidos a tiempo, no puedes atender a todo el mundo, pero tú te sigues esforzando al máximo y si antes trabajabas 10 horas, ahora 14 o 16 horas, pero aún así no das a basto y sigues teniendo trabajo pendiente.

¿Te suena esto? ¿Te ha pasado a ti?  

Esta fase de infancia termina cuando el dueño se da cuenta que no puede continuar así y tiene que cambiar cosas. En este momento muchos negocios cierran por agotamiento del dueño y los que sobreviven pasan a la fase de adolescencia.

2. Fase de adolescencia

La adolescencia empieza cuando decides que necesitas un poco de ayuda. El paso a la adolescencia casi siempre viene definido por una pequeña o gran crisis en la fase de la infancia que nos lleva a tener que pedir ayuda. La ayuda que tienes que buscar como dueño de tu negocio es ayuda técnica. Personas que conozcan el sector y tu tipo de negocio. Alguien que sepa hacer el trabajo técnico que no se está haciendo. Cuando puedes liberarte de parte de la carga técnica, entonces empiezas a dedicar más tiempo al administrador que llevas dentro. La vida se vuelve más fácil con ayuda y ahora te puedes ir antes a casa, es un sueño. El técnico que has contratado te pide ayuda porque está empezando a desbordarse pero tú estás demasiado ocupado para prestarle atención y le dices que contrate a alguien más si necesita ayuda. Y lo hace. Contrata a otra persona para echarle una mano. Tú no les prestas atención y sigues a lo tuyo. El negocio sigue funcionando muy bien, cada día mejor y tú estás feliz porque no lo tienes que hacer todo. Hasta que empiezan a llamarte tus proveedores porque ha habido un pedido mal, se empiezan a quejar los clientes porque los paquetes llegan en malas condiciones…Y te pones a investigar y descubres que el técnico que contrataste, a su vez, ha contratado a más personas y que lo están haciendo todo mal. Todo porque tú delegaste sin controlar el proceso, sin compartir tu ‘saber hacer’ y ni tus propios empleados saben que tú eres el jefe. No te conocen. En ese momento empiezas a pensar que no debiste confiar en el técnico que contrataste porque no se preocupa tanto como tú de tu negocio. Y vuelves a trabajar hasta la extenuación para solventar lo que no saben hacer tus empleados y cuanto más haces tú menos hacen tus empleados, pero siguen cobrando. En este momento te sientes muy perdido. Para poder solventar tus problemas tendrías que despertar tus personalidades dormidas de emprendedor y administrador, porque la administración que has hecho hasta ahora no ha sido efectiva. Ha sido más bien por abdicación y no por delegación, como debía haber sido. Pero el técnico que hay dentro de ti no puede parar de trabajar, ha llegado a su límite en la zona de confort. Todo negocio adolescente empuja a su dueño fuera de su zona de confort.

La frontera del técnico esta determinada por cuanto puede hacer por si mismo. La frontera del administrador se define por cuantos técnicos puede supervisar efectivamente o cuantos administradores subordinados puede organizar para lograr un esfuerzo productivo. La frontera del emprendedor está en función de cuantos administradores puede manejar para perseguir su visión.

El técnico que contrataste tiene sus propias necesidades. Necesita más dirección de la que tú como técnico jefe puedes darle. Necesita saber porqué está haciendo lo que está haciendo. Necesita saber los resultados que se esperan de él y los estándares contra los que se va a evaluar su trabajo. También necesita saber para donde va el negocio y donde entran sus esfuerzos dentro de la estrategia general.

Y conforme el negocio crece más allá de la zona de confort del dueño hay tres caminos que el negocio puede seguir: regresar a la infancia, irse a quiebra o estancarse de por vida.

Muchos dueños deciden despedir a sus empleados y volverse de nuevo pequeños, volver a pasar a hacerlo todo ellos, con lo que esto conlleva de trabajo y sacrificio. Y después de unos meses o unos años, cansado de ir todos los días a trabajar 14 horas al día, te das cuenta que no tienes un negocio, tienes un trabajo. Y empiezas a descuidar tu forma de vestir, te fastidia tener que limpiar, el cartel de la entrada se cae y no lo recolocas, los clientes te dan pereza porque si vendes tienes que trabajar. Tu sueño se ha convertido en una pesadilla. Ahora tu negocio es tu jefe, que te controla y del que no puedes escapar ni un solo día.

Otra opción es declararse en quiebra porque crezcas tanto y tanto, sin poder asumir ese crecimiento, que se auto destruya a sí misma. Son empresas que crecen demasiado rápido, y conforme crecen, el caos crece
más rápido. En su frenético desarrollo, los técnicos apenas tienen tiempo para pensar y tener una perspectiva de su propia condición. La gran demanda de los servicios que ofrecen rápidamente excede su adolescente habilidad para generarlos. Suele suceder con empresas tecnológicas.  El resultado es casi siempre catastrófico.

Y la peor opción de todas es estancarte de por vida porque eres un dueño terco que no quieres dar tu brazo a torcer, ni quieres dejarte vencer. No cambias y sigues dedicándote en cuerpo y alma al negocio hasta que un día explotas.

Para que un negocio funcione bien y crezca el dueño tiene que dejar ser técnico para hacer labores de administrador y emprendedor. Uno no puede simplemente confiar ciegamente en los empleados. No puede dejar a la suerte que alguien más le resuelva los problemas. Uno tiene que trabajar en llegar a un común acuerdo sobre los roles de la relación. Acordar que significa que uno sea el dueño y ellos los empleados. Cuales son las reglas de juego del dueño, que el empleado debe de acatar.
Como el técnico no se siente muy cómodo con el rol de dueño o de emprendedor  tiende a dejar todo a la suerte. Abdican de su rol de dueño para tomar el rol de un empleado más, pero si no se trabaja en la relación con los empleados, se vuelve una estructura frágil.

3. La fase de madurez

Un negocio maduro sabe como llego a donde está, y que debe hacer para ir a donde quiere. Por lo tanto, la madurez no es el resultado inevitable de las primeras dos fases. No es le producto final de un proceso en serie, que comienza con la infancia y se mueve a la adolescencia. Hay empresas que nacen maduras pese a que pasen inevitablemente por la infancia y la adolescencia, pero de manera muy diferente a la que he relatado anteriormente. Es la perspectiva emprendedora lo que marca la diferencia.

Es un modelo de negocio que satisface las necesidades percibidas de un segmento específico de clientes en una forma innovadora.

Es la perspectiva emprendedora la que dice que no son los productos o el trabajo en sí lo que es importante. Lo que es importante en un negocio es: como se ve, como actúa, como hace lo que hace.

La perspectiva emprendedora ve al negocio como un sistema para producir resultados exteriores, para el cliente, que repercuten en ganancias. La perspectiva del técnico ve al negocio como un lugar donde la gente trabaja para producir resultados interiores –para el técnico- que repercuten en ganancias.

La perspectiva emprendedora comienza con una fotografía de donde quiere estar el negocio en el futuro y de ahí vuelve al presente con la intención de cambiarlo para que concuerde con esta fotografía.

La perspectiva emprendedora contempla al negocio como un todo, de donde se derivan sus partes. Es un visión integral del mundo. Para el emprendedor el mundo de hoy es modelado de acuerdo a su visión. 

Para el emprendedor, el cliente es siempre una oportunidad. Porque el emprendedor sabe que dentro del cliente hay siempre cambios continuos que necesitan ser satisfechos. Todo lo que el emprendedor tiene que hacer es encontrar
cuáles son esas necesidades y cuáles serán en el futuro. Como resultado, el mundo es una sorpresa continua, una caza de tesoros para el emprendedor.

Y ahora que entendemos cómo hacer funcionar nuestro negocio y que perspectiva necesitamos…¿Qué hacer?

Lo que tenemos que hacer es darle la información que necesita al emprendedor que llevamos dentro para que crezca más allá de las limitaciones impuestas por la zona de confort del técnico, que también llevamos dentro.

Si crees que a alguien que conoces le puede interesar este post, te agradecería mucho que lo compartieras. El karma te lo devolverá. Gracias 

 

2 comentarios en «El error del emprendedor al iniciar un negocio»

  1. Hola Isabel! Muy buen post. Como lo contaba yo también éste ha sido también y sigue siendo mi caso: mucha parte técnica, pero cero gestión o visión. Así que desde que Tino me puso las pilas, estoy trabajando bastante más mi visión empresarial y me lo tomo cada vez más en serio. Cuesta, porque no estamos acostumbrados a hacer este tipo de trabajos. Se nos enseña a hacer un trabajo pero no se nos enseña cómo crear ese trabajo y conseguir vivir de él. Así que en ello estoy, reinventándome y creciendo poco a poco. Un abrazo y nos seguimos leyendo 🙂

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    • Así es María. Falta educación emprendedora. Siempre nos dicen que dejemos de soñar y toquemos con los pies en la tierra. Desde muy pequeña he estado escuchado esto, como la mayoría de nosotros. Y ahora digo: ¡Permítete soñar y cumplir tus sueños! 😉 Gracias por tu comentario. Nos leemos 🙂

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